La decisión de intervenir un riñón que ha sufrido un traumatismo se debería hacer, fundamentalmente, sobre la base de la gravedad de la lesión del riñón. Los hematomas retroperitoneales en expansión o pulsátiles continúan siendo indicaciones absolutas de exploración renal. Mientras que las lesiones parenquimatosas, incluyendo las lesiones parenquimatosas graves, pueden repararse generalmente, las lesiones vasculares suelen ser menos susceptibles de corregir. Las lesiones de las arterias renales principales se deberían reparar sólo si hay un riñón único lesionado o una lesión bilateral de la principal arteria renal. Herramientas como la escala de la American Association for Surgery of Trauma de lesión renal pueden ayudar al urólogo en el tratamiento de lesiones y en la conservación de riñones que, de otra forma, se extirparían.