Los progresos recientes en el tratamiento quirúrgico y anestésico han reducido en grado importante el riesgo operatorio de las hepatectomías mayores. Comprender los estados patológicos subyacentes de la enfermedad hepática y la fisiología de la exclusión vascular y la resección quirúrgica ha contribuido de manera extraordinaria a la asistencia anestésica orientada hacia la finalidad. La mejoría cada vez mayor de la supervivencia a pesar de la complejidad creciente de la técnica quirúrgica representa un testimonio de los progresos tanto en el campo de la cirugía como en el de la anestesia. Los elementos clave son selección cuidadosa de los pacientes, vigilancia apropiada y protección mecánica y farmacológica del hígado y otros órganos vitales.