Propensión. Faro. Declaración del desuso Extinto. Fetidez. Deseo. Augurios. Vulcano. Mi amigo, el tedio. Oscuridad. En el estanque. Argos. Nefasto. Oxidación. Fábula de los opuestos. Arrojo. Encarnado. Poseso. Contemplación. Tesitura de papel. Cura. Cíclope. Agua. Bilis. Inclinado. Enjambre. Retorno. Cuestionamientos. Temporal. Aciago. Orgasmos repetidos. Cigarro. Ataúd. Minos. Luna Blanca. Morir al día. Espera. Madeja. Uñas. Consideraciones finales.
La cotidianidad y la creación literaria son estados de pesadez, inacabamiento y proyectos de destrucción en sí mismos. Los poemas de Sorbos de bilis no le abren puertas a ningún paraíso, han renunciado al hechizo de las formulaciones de toda belleza. El lenguaje parece haberse eclipsado con una expresión libre y directa, con poca asistencia de la metáfora; por eso, lo nombrado se lee impregnado de realismo, en un sentir y vivir atestiguado por el tedio, el aburrimiento y sus dosis de ironía. Así está concebido el libro. Y como el tedio es su materia viva, el poeta asume la poética del fracaso tanto en los límites de la vida cotidiana como en la escritura.