Los contaminantes, el estrés, la dieta y otros factores ambientales pueden provocar cambios permanentes en el conjunto de marcas epigenéticas y, de este modo, alterar el comportamiento de células y tejidos. Algunos cambios adquiridos pueden transmitirse a los descendientes. Es posible que nuestra salud y la de nuestros hijos se vea perjudicada por sucesos que afectaron a nuestra bisabuela durante el embarazo.